El pasado viernes la Secretaría General de Pesca oficializó el cierre de la temporada de pesca de la sardina. La flota española logró capturar 22.582 toneladas, la cifra más alta en años, gracias a la mejora en la salud de la especie en el caladero ibérico y acuerdos con Portugal para compartir cuotas. Sin embargo, a pesar de este éxito, la flota de cerco se enfrenta a la paradoja de agotar su cupo y quedarse sin opciones de pesca.

La escasez de jurel en el sur de Galicia y las restricciones para su captura en el norte han llevado a que los barcos comiencen a amarrarse. Manuel Suárez, gerente de la Asociación de Armadores de Cerco de Galicia (ACERGA), describe el año como “bastante difícil”. La medida de cierre afecta a la flota que opera en el Golfo de Cádiz y a las del Cantábrico Noroeste que utilizan artes altamente selectivos para la sardina.

Con la campaña oficialmente cerrada, los cerqueros, gracias a un mecanismo de optimización implementado por la Secretaría, inician un amarre gradual. La falta de jurel, especialmente en la zona IXa, ha llevado a que muchos barcos grandes de Vigo detengan sus actividades. En la zona VIIIc, la cuota escasa de jurel obliga a la parada, y se espera que la situación persista para el próximo año.

A pesar de la complejidad de este año, Suárez agradece los esfuerzos realizados por la Secretaría para prolongar la campaña de sardinas. Sin embargo, expresa preocupación por las ayudas a los barcos que se acogieron a la parada voluntaria debido a la escasez de jurel, señalando la dificultad durante el periodo de Gobierno en funciones.

Con un mes restante en el año, las lonjas gallegas han vendido 34.439 toneladas de las principales especies capturadas por el cerco, con una disminución del 2% en comparación con el año anterior. Además, el valor alcanzado, 38.7 millones de euros, representa una disminución del 14%. Los armadores comentan que los precios son poco adecuados y que las ventas se están realizando a precios bajos.