El arte de cerco tal como lo conocemos hoy, deriva del llamado “cerco real” un arte de pesca utilizado en el Siglo XVI consistente en unos paños de hilo cosidos entre sí, que formaban un rectángulo de más de un kilómetro de longitud. Al principio, este arte se manejaba entre varias personas que acercaban los paños a una red.

Para la maniobra de pesca, los pescadores rodeaban el banco de peces con varias embarcaciones hasta encerrarlos en un cerco, que se estrechaba dándole vueltas. Para evitar que los peces salieran por la parte inferior, se fijaba con anclas o pesos al fondo.

Con el paso del tiempo y la llegada de la inmigración catalana a Galicia, conocida como “los fomentadores catalanes”, en el siglo XIX se comenzó a utilizar el “cerco de jareta”, consistente en una red industrial de algodón, con un cabo acoplado en la parte inferior que permitía el cierre de la red, de manera que la pesca no pudiese salir.

El “cerco real” y “cerco de jareta” han evolucionado hasta el cerco actual, una red rectangular de hilo o fibras sintéticas resistentes como poliamida (nylon), de diferentes tamaños y grosor, en función de la profundidad a la que se sumergen.

Mediante el arte de cerco, nuestros buques asociados capturan diferentes especies pelágicas de alto valor nutricional muy arraigadas a la gastronomía gallega, como son: el jurel, la sardina, la caballa o la anchoa entre otras.

Dado que los barcos faenan en zonas cercanas a la costa, el pescado de ACERGA que se descarga en los puertos mantiene una frescura y calidad excepcionales. Además, se puede consultar la trazabilidad de los productos pesqueros a través del etiquetado, donde puedes encontrar el arte de pesca utilizado en la captura del producto que vas a adquirir.

Arte de cerco en la actualidad